Los cerdos abren bien grande la boca, se revuelcan en el fango y al ver todo lo que los circunda muestran sus dientes y escupen, en un grito que aturde, su carcajada cargada de cinismo y podemos ver sus ojos con la mirada perdida, ciega. Nos miran, con esa ceguera cargada de soberbia y vuelven su proceso en una recurrencia hipócrita de los que nos someten, su risa ajusta las cadenas y la boca se abre mas y mas, nosotros estamos petrificados y seguimos viendo su rostro, su risa que no es risa y su mentira que es verdad. Los cerdos comen en palacios de flores, no dejan sobras comen hasta llenarse y lograr ver que al comensal que acompaña su velada nada le queda por disfrutar. Se asquean de comida, se asquean de nosotros, se revuelcan en el vomito de sus propias miserias y no somos nada en su plato, pero el cerdo eso lo sabe, y sabe que explotara por los aires y que de su inmunda vida nada quedara, que su comida es solo un espejismo un oasis en el desierto de la incertidumbre. Los cerdos no hablan, no comparten, y se embarran, los cerdos son cerdos por que eligen serlo, por que lo disfrutan, los cerdos nacen y mueren como cerdos...
Noches de revolcòn

La ve en los sueños, andamio de la locura que no estalla al despertar, puede ver confundido las imagenes que se superponen entre si, generando una indescifrable selva de pensamientos ocultos, del alma dormida, la ve pero no la siente, sabe que esta en una, en otra y nunca frena la película. Se despierta agitado, ahogado en el sudor de la fría noche que lo envolvió nuevamente en un despertar sonámbulo que no hace mas que escaparle a la luna, sabe que mañana sera igual, el sueño, las imagenes, el despertar y seguir soñando las mismas pesadillas, las lágrimas, el colchón, que incorruptible, aguanta sus descargos de furia matutina, puede verse enrolado en el ejercito de la noche que lo ve sufrir, sabe que el sueño es un oculto deseo de la conciencia por limpiarse, por robarle a los ojos un poco del color sepia de sus fotos. Vuelve, con su andar cansino, y sus honorables formas, abre la puerta, su destino lo tiene a mal traer, lo tiene acorralado, pero como todos los caminos siempre hay escombros de lo que supimos vivir, sabe que lo tiene todo ¿lo sabe?, pelea cada mañana contra su histérica conciencia que lo lleva y lo trae por las paredes de su cuarto chocando contra algo que no puede controlar, lo que él llama sentimientos, vuelve la cabeza y se descubre en el espejo, pequeño, oculto e indescifrable, comienza a construir su propia muralla para que nadie pueda ver su jardín y que ya nadie pise su campos regados con sus lágrimas por que el amor lo defraudo cuando no tenia pensado crecer de un puñetazo, ese mismo que lo dejo del lado del camino donde solo se puede caminar con el barro hasta las rodillas, pero no esta solo en ese fango que ahora lo ve caminar con los ojos fijos en el piso.
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