Percepciones


Estábamos lejos, no tan lejos como la luna lo esta de la tierra, pero aun así era considerable la lejanía de nuestro paradero aquel día que la vimos llorar mientras el sol encandilaba su cara y la hacia brillar como una estrella, una nimiedad, un detalle sin sentido, una pequeña chispa que encendió un fuego de lágrimas que paradòjicamente eran acompañadas por un risa estupefacta por no entenderse a ella misma, ese día el sol le rebotaba en la cara y sus ojos mas color miel que nunca no se derretían por el calor de los rayos, ella lloraba su angustia por existir, por estar en el lugar equivocado en el momento menos pensado, pero el sol seguía quemandonos , ardiendo sobre nuestra piel y sus ojos aun así no se derretían, lagrimeaban pero no se derretian, tras el llanto se escondía toda una furia comprimida, y fuimos privilegiados espectadores de aquel espectáculo visceral de lo que es ser una persona que percibe los sentimientos con toda la fuerza del corazón, y fue ese día intrascendente un día único, el día en que algo cotidiano se convirtió en novedad, para todo aquel que supo ver en sus lágrimas la ternura desencajada de una mujer que se niega a privarse de sus sentimientos. La escena se iba desenvolviendo de una manera tan natural, que a las lágrimas su propia sensiblidad las transformo en risa, risa que volvió a mostrarnos a todos el tipo de pureza que aun se puede encontrar caminando por el lugar menos pensado, su risa era pura, tan pura como sus lágrimas, y aun seguía el sol ardiendo...