
Quisiera ser el héroe de alguna novela victoriana, quisiera ser tal vez su salvador o algún personaje novelesco que se cuela en sus sueños susuràndole al oído y declarando su amor eterno, pero nada mas el combustible me da para ser simplemente yo, ese que tímido toco el timbre de su casa un día de invierno con el rabo entre las piernas temblando de nervios por temor a ser un fiasco.
Quisiera que sus lágrimas las sequen mis abrazos, quisiera ser todo y poder inventar algo nuevo, puedo imaginarme mil historias pero no puedo imaginarme sin sus besos cálidos y sus piernas abrigándome del frió, simplemente no puedo.
Una simple declaración de amor, algo que trastoque la rutina y que dure para siempre por lo menos mientras dure.
Quisiera también poder escribir hasta sangrar los dedos, pero cuando faltan las palabras es por que sobran los sentimientos, por que no pude ser Bogart amando en Casablanca pero pude volver de aquel viaje soñando abrazarla, y también pude decir te amo cuando el corazón aceleraba las pulsaciones de los nervios, eso ya no sera una cuenta pendiente en el libro contable de mi vida.
Soy feliz durmiendo a su lado, soy inmensamente feliz cuando me duermo primero sabiendo que ella cuida de mis sueños, espero siempre para despertar primero y hablarle mientras duerme y acariciarla aun sabiendo que ella no lo nota, me gusta verla despeinada cuando se siente libre en su casa, me gusta cocinar la única receta que conozco solo para ella, eternas son las cosas que me gustan disfrutar a su lado aun cargando en mi mochila pesada con mi soberbia y mis delirios ocultos de artista fracasado.
Me gustan sus ojos, sus manos, sus abrazos, sus conclusiones, su risa despreocupada, su vocación idealista, rebelde y perseverante.
Malditas las palabras que confunden los sentimientos, estos sobran y no podría Tolstoi, Dostoyevski o el Sup explicar lo que siento.