La ultima curda

Su cuerpo reposaba sobre un inusual colchón, abigarrado de metales y sonidos agudos, sus ojos deslumbraban una historia, una luz que lentamente dejaba su incandescencia, esta acostado sobre si, sin comprender sus propias alucinaciones.
Veía su alrededor como una burla conciente de lo que ya no iba a suceder, esperaba atónito el juicio, esperaba poder ser lo que alguna vez fue. Lo encontré un día en ese desparpajo de dolor, estaba como siempre pero ya no estaba, su vida se fue a posar en los sueños de ella, y en los míos, para nacer de vuelta por las noches y torcer el destino, vaya uno a preguntarle al juez en que causa estará imputado, en que causa saldrá inocente de no haber pecado.
Me fui y volví en un suspiro, me traía una nube, y choque contra el espanto de ya no ser lo que éramos, todo se quebró en aquel suspiro, en ese grito al vacío del que nunca mas volvió, y así quedamos aturdidos buscando las respuestas que no supimos sacarle, extraña sucesión de hechos y la brasa que se apaga para volverse ceniza.
Ese fue el ultimo día que lo vi, cuentan algunos que se fue por que no soportaba su dolor, cuentan por ahì que lo vieron riéndose de mi, cuentan, siempre cuentan historias de los que se fueron, no supe nada mas de él, pero quien quiere saber algo mas cuando lo que se sabe es suficiente.
Quizá por las noches este merodeando mis alucinaciones y como una burla, con un silbido aparezca para contarme como es, al final, haber vivido.

Un camino desandado


Una pequeña escalera al cielo
escalón por escalón,
tu calor derrite el hielo
de este infierno de dolor.

Dedo contra dedo,
y de mi boca resbala un verso
contigo en la oscuridad no existe el miedo
que atado va a mi lado en un pequeño universo.

En mis sueños busco el cobijo
que tus brazos no saben darme
las imágenes se repiten, y aunque lo intento
del frío de tus ojos no logro escapar.

No es corriendo como uno tiene que escapar
es pensando y sabiendo como ha de andar
caminando iré, tropezando quizá
pero siempre dejare una cuota al azar.

Desesperanza en mi camino,
mis gritos, son dardos que yerran
mis dedos agotan letras, en mares de vino
pequeñas lagrimas en lo sordo de la noche que planean.

Este contrato no me gusta,
no es un buen acuerdo
la mano del que me da de comer
con violencia es la que muerdo.

La niebla comienza a tejer
su invisible ser,
y no nos dejara intentar de nuevo
aunque lloremos, el pantano se volverá hielo

Lagrimas de hielo


Mis mantas te esperan abiertas
aguardando el hilo de tu voz,
de par en par desenvueltas
ignorando lo que aun no se perdió.
Los brazos que urgen suspiros
procuran no ser aquellos grilletes
que aturdieron desgarradores alaridos
de un pasado raras veces silente.
Mi piel te acusa impiadosa,
victima del ardor de tu fuego
lagrimas de una mirada lastimosa,
son cenizas en gotas del deshielo.

Los muros de tu vergüenza

No habrá sueños, ilusiones o delirios
desaparecerán las ironías
y dudaras de tus certezas,
caminaras en un suelo fértil para tus ideas
Podrás sonreírle al sol y esperaras la luna,
tus pasos se perderán en la bruma de la historia
del pasado que te vio sufrir.
Caerán los muros de tu vergüenza
estallaran en el piso las lagrimas
de las que nos llenaron
y el aire que respiremos estará limpio.
Confiaras en el devenir sinuoso del camino
veras tu vida en un espejo y reflejaras
la armonía de un cuerpo.
Ella no estará para preguntarte
sobre la luna, su cruel reflejo te quitara una sonrisa
del alma, y podrás dibujar su cuerpo en el aire.
Tus pupilas dejaran de brillar, y sin embargo
las estrellas que supieron reflejarse en sus ojos
seguirán resplandecientes...

El sonido del viento


Aquello que todo lo seca con tan solo una brisa, que todo lo remueve, hace mas saladas nuestras lagrimas y hace tronar al cielo. Nos acaricia con una suave dulzura que nos hace sentir que realmente estamos vivos, para darnos cuenta que caminamos entre sujetos que ni siquiera pueden tocarnos, caen estrepitosamente en el mar de su propia nostalgia del cual ni el mismísimo viento puede sacarlos.

Sumergidos en esa tempestad, se ahogan por no saber nadar, ausentes de esperanzas se tornan simples esclavos del deseo de alguna vez poder llegar a ser alguien.
Completamente esclavizados ni se preguntan por el estado de su dignidad que denota un alo de miseria mundana que pudre todo lo que toca.

Sin embargo nosotros seguimos caminando de la mano del viento que nos acaricia y nos hace dar cuenta que realmente estamos vivos y que nacimos para padecer las injusticias y para pelear o para perecer en el intento de no ahogarnos en ese mar de mediocridad donde las olas rompen en nuestra cabeza

Lienzo efímero


Otra vez vuelvo a volver
dejando atrás el lugar y el momento
que quisiera perpetuo e inmutable.
Queda en el olvido el camino,
quedamos nosotros perdidos,
convertidos en recuerdos y leyendas,
y flotando en tu aliento y en el mío.
El cielo como paspartú de tu imagen,
tus labios que enmarcan mis besos
y tus ojos que velan mis tormentos.

Inoportunas decisiones


Puedo sentirte ahogado
con una respiración seca,
escucharte mudo llorar
implorando una respuesta.

Puedo oírte resignado
desvariando confesiones
que retumban al encontrar eco
en inoportunas decisiones.

Puedo verte en silencio
o en un grito desgarrador
que siempre se hace mudo
oculto bajo el manto del temor.

Puedo sentarme frente a vos,
y aunque se que me reflejo
no logro verme con claridad
al mirar quebrado el espejo.

Destino Ciego


Temeroso a la ceguera
mantuve mis ojos cerrados,
sin notar que era lo mismo
perdiendo lo que apreciamos.
Velado el rumbo equivoque,
infinitos enemigos me enfrentaron,
pero ninguno tan tenaz
como el destino desatado.
Muta en diversas formas,
cambia de tiempo y genero
me confunde siendo lumbre
y estoca en mi cerebro.
Abrumado de casualidades
e inconexas coincidencias
intento ver aun mas lejos
y ocultar las disidencias.
Pero siempre vuelvo a cero,
a recordar el sacrificio vano,
en el que tan solo me conforma
simplemente superar el desgano.
Espero un ángel que me guíe
en esta tormenta de espejismos,
tus ojos un oasis en la multitud
perdidos por no ser los mismos.