Aquello que todo lo seca con tan solo una brisa, que todo lo remueve, hace mas saladas nuestras lagrimas y hace tronar al cielo. Nos acaricia con una suave dulzura que nos hace sentir que realmente estamos vivos, para darnos cuenta que caminamos entre sujetos que ni siquiera pueden tocarnos, caen estrepitosamente en el mar de su propia nostalgia del cual ni el mismísimo viento puede sacarlos.
Sumergidos en esa tempestad, se ahogan por no saber nadar, ausentes de esperanzas se tornan simples esclavos del deseo de alguna vez poder llegar a ser alguien.
Completamente esclavizados ni se preguntan por el estado de su dignidad que denota un alo de miseria mundana que pudre todo lo que toca.
Completamente esclavizados ni se preguntan por el estado de su dignidad que denota un alo de miseria mundana que pudre todo lo que toca.
Sin embargo nosotros seguimos caminando de la mano del viento que nos acaricia y nos hace dar cuenta que realmente estamos vivos y que nacimos para padecer las injusticias y para pelear o para perecer en el intento de no ahogarnos en ese mar de mediocridad donde las olas rompen en nuestra cabeza
1 comentario:
Este me gustó.
Emiliano
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