
"La resignación es un suicidio cotidiano." Honorè de Balzac
El inocente al parecer calla pero no otorga, esa es su terrible paradoja, ese, es su lecho de muerte y culpabilidad no deseada, por que el inocente carga en sus hombros una pesada mochila de silencios, de gritos ahogados al calor de sus carceleros. Ahora bien, el que calla otorga y eso es una verdad universal que se reproduce a través de la tradición, si dejamos hacer a otros lo que podemos hacer nosotros, el resultado final del proceso (nos involucre o no) no es juzgable dado que nosotros otorgamos libertad de acción con nuestro silencio, el silencio otorga espacios que no cubrimos pero no nos responsabiliza (?) por las consecuencias no deseadas de nuestra acción, pero a medida que uno comienza a deshacer la maraña del silencio que cubre todos los ámbitos de la vida, comienza también a darse cuenta que el silencio no solo entrega derechos a los que quieren la tajada más grande para dejarnos a nosotros con la mas pequeña, sino que el silencio nos convierte en cómplices de estos abusadores del silencio.
En tanto y en cuanto, esta sintomática situación del mundo en el que vivimos no sea resuelta a favor del que grita, patalea o llora seguiremos siendo cómplices de nuestra propia condena a muerte, lenta, diaria y muy poco de biológica. Por eso podríamos decir que el que calla otorga, su complicidad con el crimen.
Entonces parece que llegamos a la puerta del rincón que abre mil ventanas, entendamos que el silencio nos vuelve cómplices de nuestra contradicción, y aun así siendo inocentes somos culpables por cómplices, el silencio que nos envuelve y nos susurra al oído acallando nuestras voces, es el peor conductor de nuestras acciones, porque si bien las reglas del juego están dadas de una determinada manera y uno parece que tiene que jugar a como dé lugar, podemos al menos no ser cómplices silenciosos y ser victimas reconocidas, reconocer al autor del crimen diario, discernir entre víctimas y victimarios y por una vez en la vida decir lo que corresponde: que no queremos ser cómplices, que si obligados estamos por todo un contexto que nos subsume en nuestro propio naufragio, no vamos a dejar de decirle al viento que lo que más vibra en él son nuestros gritos de rabia, que ya nada ni nadie ahogara nuestro sentir, y así al final podremos declararnos inocentes de un crimen que nunca cometimos pero que en definitiva permitimos que ocurra.
1 comentario:
EL SILENCIO ES TRAICION, PERO TAMBIEN RESULTA SER EL PEOR DE LOS CASTIGO.
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