Laberinto


Un laberinto se abre ante mis ojos, baldosas que nos muestran el paso del tiempo, todavía puedo ver al amor esperando ese beso que nos robaron. Una luz titila incandescente y la noche enciende los corazones martirizados por un dolor que el agua no sabe limpiar y el tiempo no puede curar, los adoquines sobre los que camino no son una escalera al cielo y encuentro tu cara desdibujada como un cruel reflejo de mí.
Tu historia se esconde, el barro ensucia tu visión, estas ahí pero no puedo verte, camino para encontrarte, sin dirección me choco con un sueño que no quiso despertar, que quiere seguir soñando, es un fantasma que no quiere resignarse, despierto sobresaltado por el ruido y el olor a caucho quemado sofoca mi respiración, el metal cae estrepitosamente sin sentido, la luz roja ardiendo frena por un segundo la rutina y la idea de escapar se vuelve material, pronto aparece la luz verde que quema en un instante la rebeldía de escapar, suena el chillido irritante del timbre y cada ves falta menos para ser, una tarjeta, una hora, una silla, un robot, un esclavo...

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