Ojos secos

Parecía que se habían secado, que ya no tenían mas lágrimas para deslizarse por las mejillas, también parecía que todo llevaba una dirección, parecía que las cosas comenzaban a perder sentido, parecía todo antes de ella parecía, todo antes de ella era un espejismo, sombras solo sombras.
Ahora es quizá todo un poco mas claro, ahora ella seca las lágrimas que caen estrepitosamente contra la almohada, los ojos ya no están secos, ahora vuelvo a creer en algo, ahora es cuando todo es mas simple, ahora es tiempo de darse cuenta que antes todo parecía ser algo que no era.

Probando

Voy a probar suerte, no a buscar algo que pretende estar lejos, sino a probar suerte conmigo mismo. Verme allá me gusta, no ser todo lo que siempre soy, romper el molde al menos un ratito, decir y hacer, y sobre todo empezar a creer que en mi hay una alternativa a todo esto.Buscar, encontrar, perder, pero lo que intento es jugar, jugar otra carta, jugar con otra baraja pero no cambiar de jugador. Quiero, siempre quise, romper las cadenas, nadie dice que lo este haciendo dado que como alguien dijo alguna vez seré en ultima instancia preso de mi propia libertad. Parece que nos empujan a la esclavitud de todas formas, bien, prefiero mil veces ser preso de mi propia libertad y no ser simplemente preso. El ultimo escollo sera la muerte, algo tan simple como la muerte y algo tan inentendible como la ausencia es lo que explica todo el circulo vicioso que significa respirar y ver salir el sol.Una vez aceptado lo inevitable de la vida, realmente aceptado, ahí es donde la libertad se vuelve un absoluto donde vivir no significa solo buscar contener lo inexorable, sino que vivir significa esperar y desandar el camino que solo sentimos nuestro. Busco, caminos, salidas, voy ciego entre el ruido del murmullo ajeno que se sorprende de algo tan pequeño y a la vez tan gigante, espero poder al menos en esta partida poder divisar la punta del hilo, poder dar un paso mas en la resoluciòn de este interrogante...

Oculta conciencia



Ciegos los ojos estremecen mi conciencia
indicando el camino que parece perdido.
Lo trascendente parece desenvolverse
bajo el peso de unos parpados abatidos.
Despierto en un sueño y me siento pequeño,
puedo verme en sus ojos que están floreciendo,
veo mi culpa y mi deseo materializados
en un cuerpo que nunca pidió ser cierto.
No hay tiempo para comprenderlo,
es todo tan fugaz que la luna escapa
y nuestros pasos van posándose en sus huellas.
Es ahí cuando todo se desata.
La jaula se abre y una bandada se precipita,
(Un silencio sordo se apodera del preámbulo)
Mis pasos corren al revés que mis brazos
alejándolo del arrebatado sonámbulo.
La noche mas negra emblanquece en una nube
que se vuelve borrasca con el rugido de un trueno,
palomas blancas se adueñaron del cielo
precipitando la estampida de lirones sin sueños.

Durmiendo

Es el mar cuando nadie lo ve, pacifica, se la ve durmiendo, con sus gigantes apagados y aun así alumbra la habitación, es serena, demencial, enredada sobre sus propias marañas encantadoras de pelo, pequeña y acurrucada, se la ve durmiendo, se la puede ver de cerca como un placer, se puede intentar despertar temprano para ver, pedirle al sol que no encandile con sus rayos, pero el encanto parece romperse sigiloso, un gesto de ensueño, y lentamente sus parpados se abren para que el sol se esconda, nada ilumina mas que sus ojos, celoso èl se esconde tras las nubes, comienza ya a tejerse otro sueño, pero desde ese instante con los ojos abiertos…

La miel mas dulce

Odia, hoy volvió a despertarse entre tanto murmullo que lo aturde, volvió a salir a la calle ensordecido, y volvió a pagar por el trayecto que une su lugar con su no-lugar. Y ahí vamos, cargados de odio, odia esa voz aguda y obediente, odia esa complacencia con las ordenes, odia la obsecuencia de los trayectos ajenos, odia escuchar esos tacos retumbar en el suelo, odia esas manos abriendo la puerta y esas manos que palmean al que pasa, odia ese cuerpo amorfo y por ser demasiado humano, odia toda esa esencia, odia ese pelo, odia tus ideas, odia ese sabor a poder abstracto y poco concreto, odia ese ser creído y cargado de soberbia, odia esas calles, odia esos pies caminando por su vereda, odia dar vuelta la espalda y encontrarse con esos rostros vencidos por la mediocridad que eligieron y dan por hecha, odia reír junto a los que no ríen, odia cantar junto a los que no silban su canto, odia tus vergüenzas, odia que el tiempo (su tiempo) se escurra, eso es lo que mas odia.
Odia su propio odio, engendrado y macerado al fuego de sus vecinos, odia tener algo que odiar, odia el odio, será el odio lo que mueve su trayecto (ese que paga sin prisa) será el odio lo que lo libere de tanto odio.
Es justo cuando el odio comienza hacerse carne y puede ver su redención un poco mas cercana, puede ver su odio hecho sangre, verlo fluir por sus venas, puede verlo salir a chorros por sus ojos, empieza a creer que ahí esta la salvación. Pero justo ahí, cuando todo parece comenzar a desenredarse en una maraña de odio corpulento e infranqueable, puede ver o mas bien probar lo dulce de la miel, y el odio se refugia, se encierra en si mismo, se endulza, se empalaga, y todo naufraga en esa miel, en esos ojos, que miran hacia la nada o que miran lo profundo de sus nostálgicas pupilas cargadas de tanto odio. Puede sentir las caricias, y quiere aislarse, quiere fibrilar su propio corazón para volverse eterno, para dejar de ver al sol ponerse, para no tener que soportar sus cargas, sus miedos, sus ideas, puede sentir la caricia mas cariñosa, pero no puede frenar y creer que hay una absoluta sinceridad en esa mano que lo roza.
Hace un esfuerzo por llenarse de lo dulce de "vivir horizontal", de lo bien que se siente no sentir odio, de estar sordo y ciego, enceguecido por dos lunas que lo miran aun sin decirle nada, "adiós odio" puede escuchar a lo lejos, "adiós" escucha de cerca, y todo comienza de nuevo, el odio, la mano cerrada, la horizontalidad que no es como hace instantes por que, sabe, es fea la horizontalidad cuando uno se recuesta solo, el sueño, el trayecto, y esos pasos que retumban de nuevo y así la rueda sigue sin destino.

Ojos, bruma y sangre


La niebla comienza a tejer
su invisible ser,
y no nos dejara intentar de nuevo
aun llorando, al pantano lo tapara el hielo

Estas entre la bruma de la desidia
tus ojos inyectados de sangre
y tu risa diabólica,
tu mano sostiene un filo sin igual.

Tus ojos brillan en la soledad de la noche
y tu plan comienza a rodar
no tenès barreras, solo queres escapar y
con ese brillo esquivas los latidos del corazón.

Tus caprichos ofrecen un banquete
con sabor a derrota
tus victimas indefensas claman un ramo de perdón
y tus penas bañadas con lágrimas de sangre
surcan el río del olvido y la indiferencia.

Ya no quiero esperarte por siempre
un vagabundo errante seré
siempre pierdo todo por amarte
se acaba todo!!! alguna vez venceré!!!

Violento Despertar


.
Agota la monotonía incansable de un artista,
que se repite en un mismo baño, un mismo río.
La misma lluvia que desborda sus dulces mares
a veces se evapora con un sol que no es el mismo.
En un circulo perpetuo (unas anillas abiertas),
un camino cubierto por mantas de panes,
solo reitera un cuento que apenas recuerda
y que no dice nada de lo que ninguno sabe.
Sobre sus rodillas tambaleantes puede olerlo,
el cansancio que sudan sus testigos, ajenos,
puede sentir como irrumpe la peste del tedio
y caer sobre su espalda la fuerza del asedio.
Su destino amanece en la nube de un sueño,
en un empujón o un cachetazo violento,
que lo desvela con esa sonrisa amable
y encandila con el amor de esos ojos inciertos,
incondicionales…

Un minuto


.
Regalame al menos un minuto
(aunque sea un pequeño instante),
de estatuas y vientos quietos
de miradas y voces distantes.
Nunca supe que dice el silencio
que cree perderse en mis oídos,
un mar de medianoche en luna nueva
que en cada tormenta ruge aturdido.
Un sueño o un pestañear prolongado,
sumergirse en lo profundo del abismo,
allí donde el sol amanece embarrado
y donde siempre todo es lo mismo.
Un minuto! que el atardecer aguarde
y que los puños miserables no golpeen,
que la arena no caiga y las sentencias esperen.
Solo un minuto sin tiempo donde la realidad no encarcele.

Rio revuelto

Va silbando una melodía, en un laberinto de pasillos que conducen siempre al mismo lugar, tartamudo quiere gritar su canción para explicarnos lo que siente, silba, enmudece y se resigna, piensa, y vuelve a pisar el escalón con fuerza.
Todo se derrite cuando sus leyes son las que gobiernan. Por que sabe que la cárcel se construye con barrotes invisibles, tiene la certeza (y se lo repite) de que las rejas existen solo si creemos que existen (piensa), es ahí cuando él se da cuanta del poder de decidir, quiere, vuelve a dar un paso mas de la escalera que siempre va hacia arriba, vuelve a silbar y ahora canta una parte de su estrofa preferida, vuelve la vista y puede ver lo que sabe que no es real, lo ve y calla impertérrito ante la adversidad, escucha rumores, zumbidos, las voces que se acercan y todavía quedan mas escalones por subir, sigiloso sigue sus pasos, las paredes, los escalones de abajo, y los zumbidos ya cercanos y desgarradores, empiezan a convertirse en una especie de liquido viscoso que absorbe lo que encuentra a su paso.
Le gana la intriga, busca entre tanto tráfico de sensaciones y quiere conocer desde donde se avecina la avalancha, gira la cabeza con su cuerpo mas liviano, asoma para ver, quiere reflejarse en el charco inmundo por la viscosidad y puede ver como cientos de manos que aun ahogàndose no le piden ayuda, parece que no quieren escapar del río turbulento que los fagocita, ríe impiadoso, piensa, fija su mirada, da un paso más y silba...

Carta para un amigo (Año 2049)

Estimado amigo:
Me encuentro acá escribiendo esta carta y pasan por mi cabeza, como fogonazos, millones de imágenes que ilustran nuestros recuerdos. La luz titila, absurda y carente de potencia, y yo quiero escribir el ultimo párrafo antes que el primero. Por atolondrado, por que no quiero perder la linealidad en mi relato de las imágenes que brotan a borbotones desde lo mas recóndito de mi tesoro.
Estamos grandes, el tiempo destrozo nuestra violenta alegría, hasta aplacarla y dejarla como la luz que alumbra la birome con la que escribo estas letras, que parecen amontonarse en un amarillento papel que emula lo que alguna vez compre como cuaderno para escribir mis notas.
Fueron muchos años que pasaron, hoy recordaba aquel viaje de tu destino desatado, aquella juventud hervida al calor de no saber por donde escapar, esas sensaciones de inmortalidad que nos generaba ser joven, ese día abofeteabas mis miedos, ese día le dabas una vuelta de tuerca al asunto. Decías que eso no era para vos, que así la vida no puede ser vista como vida, y yo, boquiabierto imaginaba en ese momento a donde escaparía y con quien iría en busca de mi lugar, de mi forma de ver las cosas.
Te ibas diciendo que yo podría encontrarte, irme y buscarte ahí donde nada es lo que parece, encontrarte como quien por casualidad encuentra lo que buscaba antes de empezar.
Escapaste ese día, a buscar lo que te pertenecía, lo que alguien (quizá ese mismo alguien que no te pregunto si querías jugar a ser humano) cuando te trajo te robo, eso que por legitimo derecho te correspondía, y nos correspondía a todos, ahora mismo caminando por la calle todos esos destinos errantes merecen lo mismo, pero ciegos ellos.
Aun tengo esos sueños, en los que el cuerpo no pesa y las puertas están abiertas, en el sueño ya ni siquiera tengo la cara que tenia, las arrugas cubren de experiencias mi rostro y sigo buscando un lugar a donde ir.
Me gustaría un poco, aunque sea poco, contarte como estoy, y las cosas que hago en la cotidiana sucesión de soles, pero aun teniendo esas ganas de imaginarme lo que estoy haciendo en este momento, no puedo ni siquiera esbozar como es mi presente como es que termine así, aquí y como fue que llegue, desde lo que fui a lo que soy y a esta edad se vislumbra un poco mejor como hemos de terminar, como hemos de llegar a ese día donde el sol se muere y vive, para siempre, en nuestras oscuras pupilas.
Muchos se fueron, otros no pudimos, carentes del valor necesario, agallas, pasión, o tan solo faltos de un empujón que nos hubiese arrancado de todo lo que no nos gustaba. Y si, viejo amigo, no pude o peor, no supe escaparme de donde tenia las puertas abiertas y los grilletes bien ajustados.
Pasaron millares de lunas y todavía puedo verme deseando que el tiempo se suspenda, para seguir con la tertulia de aquel día. Para que todo sea como fue y como me gustaba que así sea, ahora ya estoy mas convencido de mi propia muerte y de mis propios errores, ya se acabaron las fichas y en el paño solo queda un destello del verde que recubría la mesa, esta todo como abandonado a esta altura de nuestras vidas.
Hoy desperté con una congoja sublime, por eso comencé sin un hilo conductor a escupir sobre este escritorio todo lo que el corazón bombea, desde donde escribo es un cuarto, con una lámpara a mi izquierda y un escritorio que hace las veces de compañero, a mi lado tengo mi bebida predilecta, todo esto parece ilustrado por el pintor (ahora en boga) que pincelada por pincelada retrata la triste década de los años 10, ensimismada sobre su melancolía.
Estoy aquí, solo, escribiéndote, recordándote y recordándome a los 20 años, cuando el cuerpo todo lo soportaba, y cuando irnos era una posibilidad latente, cuando la rebeldía podía estar parpadeándonos en el espejo.

Nos veremos en la próxima tormenta

El murmullo de la tempestad



Si estuviésemos durmiendo me despertaría tu llanto sonámbulo,
desesperado te arrancaría de tu letargo inquieto,
me mordería los labios, me ataría las manos.
Mis ojos se perderían en los recodos de tu alma.
Tus pupilas se verían violadas y se desparramarían en un sollozo.
Los cuencos negros vaciarían su húmeda sinceridad.
Estallarían los oídos de rojizas plegarias y
mi boca torpe se marearía con un balbuceo mudo,
buscando una salida en este laberinto de voces sin sentido,
que hacen eco en el horizonte de tu mar de dudas,
donde la cama se hunde y nuestros sueños naufragan.

Faro


Extraños tiempos nos muestran los relojes, las agujas no parecen fluir con la misma naturalidad y las alarmas suenan mas frecuentemente de lo que uno quisiera despertar.
La rutina del tic tac, al contrario del común, parece confundirnos, y tan débiles! Entramos en el juego del cambio y permanencia, de la fuerza y el sometimiento.
Buscamos perdernos en esta extraña maraña y en ocasiones despertamos anudados, enredados en el torbellino que nos impulsaba hace algún tiempo.
La meseta puede servir para recobrar el aliento y seguir ascendiendo esta pendiente que parece no tener cielo, o que lo transita desde el comienzo. El descanso puede ser un momento de inflexión o un momento de reflexión. Es probable que, a primera impresión, sea mas sencillo emprender el regreso cuesta abajo y pretender que no había suficiente fuerza en nuestras piernas para continuar el camino. Eso quedara en la voluntad de cada quien, y en la oculta conciencia que en sueños vendrá a mostrarnos lo mucho o lo poco que habremos dejado en la travesía, y lo mucho o lo poco que nos costaba continuar con la misma.
Razones y equívocos transitan como siameses, misión para un cirujano intentar separarlos. Lejos de nuestras posibilidades imagino que eso se encuentra. Tal vez, preferible sea escucharnos, alejándonos de esa pretensión y acercando a nuestros oídos las verdaderas palabras, no las que escuchamos de otras bocas, sino, las que escuchamos antes de pronunciar, que no siempre son adecuadas, por ser tan caprichosas y simbólicas, pero que sin embargo reflejarán un poco mas claro porque esta compuesta esta atmósfera.
Es muy difícil quererse, me puedo dar cuenta, pero tanto más difícil es no hacerlo.
El tiempo parece escurrirse entre los dedos y es ahí cuando tomo conciencia de lo poco que importa.
No hay apremios ni apuros, las manecillas precisas puedo no oírlas, sabiendo que aun nos espera el mundo. Hay una luz que me indica el camino y me invita a seguirla.

Perdido


Por un segundo lo recuerdo, confío en mi isla y todo rueda apretado de sensaciones, el sentimiento es puro, lírico. Levanto mis ojos que miran fijos la nada misma, que se desenvuelve en un circo del todo mismo, por ser la contracara de una moneda que mis ojos hacen rodar cada vez que un recuerdo desata mi ilusión de transportarme.
Una calle, un árbol, unos ojos, retazos de ilusiones de aquellos que naufragan derredor mío, todo destraba en mi cuerpo una leve brisa, esperanza de fugarme hacia el lugar donde vivirìa perpetuo e inmutable (cocinando mis sueños, con recetas gourmet).
Todo esta ahí, mi cuerpo como maquina reproduce los movimientos que le ilustraron los antepasados, y no quiere, pero no sabe rebelarse, la que pugna por esa fuga es otra parte, esa parte que en cada pedazo de lo cotidiano encuentra algo de que sorprenderse, por que no somos nada si nunca hubo nada, por que somos esto por que quisimos ser esto.
Ahí va, mi mirada perdida, mis ojos ajenos al terror son cazadores furtivos de las imágenes que mas me gustan, miro sin ver con los ojos puestos en otro lugar que no queda muy lejos y tampoco muy cerca. Voy ciego, perdido en la niebla de la violenta rutina. Perdido pero bien despierto.

Lejos de aqui


La mueca de su risa altera los nervios de quien lo admira, endemoniado fusila con sus ojos y sus gritos, el gigante lo mira y ríe, inundado de ignorancia y vergüenzas que saturan su vida, se miran y ríen, no se enfrentan, no pelea el gigante, no se puede. Se deja vencer, rendido ante la belleza del oponente y se regocija en su propia derrota. Acostado, derrama una lágrima, en la escena pintada al fulgor de lo más precioso. Cae rendido ante el clamor de no poder ganar, en esa obra no hay piedras, ni armas que dobleguen el entuerto. Diminuto, su cuerpo logra estallar y comienza a mostrar el camino, puede verse todo un poco más claro cuando nos alumbran sus ojos.
Vuelven a verse las caras, y sosegados caen en un laberinto ininteligible donde las palabras sobran y abundan los gritos, balbuceando indica la dirección, el cenit de la locura esta a punto de alcanzarse y él al estrechar sus brazos contra la inmensa masa de carne que lo ve bailar, puede cambiar el mundo, logra cubrirlo de vida pura y sincera.
Todo en su lugar, quizá nadie duerma esa noche, todos están riendo aún con las pupilas dilatadas del cansancio, parece imposible de creer pero de a poco, sigiloso y lamentable ira convirtiéndose en gigante.

Palabras al vacio


Balbuceando sus rumores, están escupiendo historias que no se sostienen en relatos, idioteces que caen por que no resisten su propio peso, los puedo oír y caigo rendido ante la incipiente verdad que tiene su camino, no me resigno y comienzo todo de nuevo.
De repente me encuentro solo, solo pero encerrado, la puerta esta entornada y una brisa de aire congelado se cuela por la abertura, la siento y por un instante soy un recuerdo, soy mi recuerdo, estoy ahí ciego en la noche, caminando por un bosque, andando libre y aunque lastimado ando feliz, sigo preocupado en volver.
Pum!!!!, todo vuelve a ser como es, la puerta estalla en un solo grito de encierro, el aire esta viciado de vuelta y esas voces vuelven a vomitar su hipocresía sobre mi. Todo se regenera, cíclico y vergonzoso. Humillante, diría aquel que no solo respira para vivir.

Cofre


Aunque te pierdas de mis ojos
y no me alcance la vista para buscarte,
bien sabiendo que te escondes y no debo encontrarte,
y que corriendo no es la manera de alcanzarte.
Aunque te desprendas de mi mano
y ella se quiebre del espanto de alejarse.
Aunque mi destino sea incierto
y tu camino tan siniestro de bifurcarse,
justo cuando me incendiaste el alma,
que parece no querer apagarse.
Aunque mis lágrimas desborden mis cuencos
y no tengan tu mejilla para arrojarse,
y aunque mis palabras hagan eco en el vacío
por no tener tus oídos para embriagarte.
Aunque solo un ramo de sueños tengo para entregarte:
Aun conservo los besos que olvidaste,
que anhelan tus labios para posarse.

Laberinto


Un laberinto se abre ante mis ojos, baldosas que nos muestran el paso del tiempo, todavía puedo ver al amor esperando ese beso que nos robaron. Una luz titila incandescente y la noche enciende los corazones martirizados por un dolor que el agua no sabe limpiar y el tiempo no puede curar, los adoquines sobre los que camino no son una escalera al cielo y encuentro tu cara desdibujada como un cruel reflejo de mí.
Tu historia se esconde, el barro ensucia tu visión, estas ahí pero no puedo verte, camino para encontrarte, sin dirección me choco con un sueño que no quiso despertar, que quiere seguir soñando, es un fantasma que no quiere resignarse, despierto sobresaltado por el ruido y el olor a caucho quemado sofoca mi respiración, el metal cae estrepitosamente sin sentido, la luz roja ardiendo frena por un segundo la rutina y la idea de escapar se vuelve material, pronto aparece la luz verde que quema en un instante la rebeldía de escapar, suena el chillido irritante del timbre y cada ves falta menos para ser, una tarjeta, una hora, una silla, un robot, un esclavo...

Ucronía


Persistentes y puntuales relámpagos
presagian el clamor de los truenos
iluminando en un instante sereno
la infinita eternidad del desenfreno.
Los parpados apagan la noche
y pretenden perderse en la bruma,
las imágenes se vuelven derroche
de recuerdos inquietos a oscuras.
Su voz vuelve a nombrarme
fingiendo que este dolor es vano,
en un desconcertante escenario
veo su boca aferrada en mis manos.
Me pierdo, se pierde, olvidamos…
La realidad se ha vuelto cruel fantasía
inventando pretextos para recordarnos
y pariendo al soñarnos una utopía.

Manos


A veces pienso que podrá estar a la vuelta de la esquina, otras tantas puedo sentir su presencia a mi lado, logro imaginar su mano, y el encierro que seca mis lagrimas convierte mis ojos en pequeñas gotas de vidrio, vuelvo a imaginar su rostro al verme padeciendo, me sacude los pulmones con una bocanada de certezas y comienzo todo de nuevo. Así son mis lunas.
Dejo que la imaginación corte al viento, y vuelvo a imaginarlo con la llave en sus manos, golpeándolas, usándolas para la percusión perversa de aquello que existe en su propia libertad.
Las imágenes se repiten, los espejos rebotan una y otra vez como la tormenta que precede al huracán, como el rojo explota en el cielo cuando el sol surca el horizonte.
Proyección de la libertad, espejismo del encierro, prisioneros sin condena y fantasmas combatiendo el olvido, todos en la misma escena, todos en la esquina, y también (desde ahora y para siempre) todos en la palma de mi mano.

Cuando la voz se quiebra


Otra vez en la mierda (o en el barro).
Los pies ya cansados,
cansados de estar parados.
No hay ayuda, no hay camino.
La voz se quiebra en desatino.
No hay respuesta a esta desidia.
Que laberinto tan siniestro me pierde
sin importar si ya es de noche o aun hay día.
Tan difícil para todos, puedo entenderlos
ahora que mis ojos no los miran.
Ahora que es a mi al que miran
y son los tuyos mi única guía.
Cuanto se absorbe sin escurrir.
Tanto que es costumbre y natural.
La voz se quiebra al no discurrir.
Los huesos tiemblan y los parpados…
los parpados parpadean
para sostener lo insostenible,
para evitar lo inevitable.
Y ahí se derrama sin saber por que.
Se derrama desde tan adentro y no lo veo,
entonces todo arde y no lo entiendo.
Siento algo. Siento algo que asoma de tan lejos.
Tal vez un juego de engaños.
Un juego que empecé hace tantos años.
Si pudiera salir podría escucharme.
¿Podré alguna vez decir lo que quiero?
¿Podré alguna vez mostrar lo que siento?
¿Podré alguna vez no sentir este miedo?
¿Podré alguna vez demostrar que no miento?
Preguntas hechas hace tanto tiempo
y nadie supo explicarme lo que esta sucediendo.
Y me voy, y me pierdo,
y finjo una historia que no quería contar.
Mis dedos me engañan,
juro que no es esto lo que pretendo esbozar.
La voz se quiebra.

Corriendo sin pausa

Amaneció un día, sin certezas y con un letargo que le parecía eterno. Tropezó aquel día con la fosa de su destino, cayo rodando calle abajo, atormentado de sentido y pudo ver el sol ardiendo en sus pupilas.
Comenzó así un nuevo camino, triste su caminar y quebrada su espalda. Una vez mas el brazo se doblega, una vez mas cae de boca al piso, alza la mirada y se resigna, puede ver su propia sombra quebrada en dos por los inexpugnables rayos del sol ardiente.
Lo oigo hablar, otra vez su grito mudo. Si, otra vez. Lo veo y me quiebro, le pregunto el por qué de su inestable conciencia, mudo, atónito me mira y con una carcajada tiñe mi vergüenza. Grita, enloquece, llora y corre, intento seguirlo pero va muy rápido en su carrera, las calles siempre parecen ser las mismas, lo veo pero no logro alcanzarlo.
En un simple rugir del viento se nos escapó el sol, estábamos corriéndonos y ya no pude divisarlo, oscuro era el panorama, las calles angostas y la incertidumbre de no saber volver me inundo los ojos de lagrimas.
Me perdí aquella noche, y nunca mas pude encontrarme.

La ultima curda

Su cuerpo reposaba sobre un inusual colchón, abigarrado de metales y sonidos agudos, sus ojos deslumbraban una historia, una luz que lentamente dejaba su incandescencia, esta acostado sobre si, sin comprender sus propias alucinaciones.
Veía su alrededor como una burla conciente de lo que ya no iba a suceder, esperaba atónito el juicio, esperaba poder ser lo que alguna vez fue. Lo encontré un día en ese desparpajo de dolor, estaba como siempre pero ya no estaba, su vida se fue a posar en los sueños de ella, y en los míos, para nacer de vuelta por las noches y torcer el destino, vaya uno a preguntarle al juez en que causa estará imputado, en que causa saldrá inocente de no haber pecado.
Me fui y volví en un suspiro, me traía una nube, y choque contra el espanto de ya no ser lo que éramos, todo se quebró en aquel suspiro, en ese grito al vacío del que nunca mas volvió, y así quedamos aturdidos buscando las respuestas que no supimos sacarle, extraña sucesión de hechos y la brasa que se apaga para volverse ceniza.
Ese fue el ultimo día que lo vi, cuentan algunos que se fue por que no soportaba su dolor, cuentan por ahì que lo vieron riéndose de mi, cuentan, siempre cuentan historias de los que se fueron, no supe nada mas de él, pero quien quiere saber algo mas cuando lo que se sabe es suficiente.
Quizá por las noches este merodeando mis alucinaciones y como una burla, con un silbido aparezca para contarme como es, al final, haber vivido.

Un camino desandado


Una pequeña escalera al cielo
escalón por escalón,
tu calor derrite el hielo
de este infierno de dolor.

Dedo contra dedo,
y de mi boca resbala un verso
contigo en la oscuridad no existe el miedo
que atado va a mi lado en un pequeño universo.

En mis sueños busco el cobijo
que tus brazos no saben darme
las imágenes se repiten, y aunque lo intento
del frío de tus ojos no logro escapar.

No es corriendo como uno tiene que escapar
es pensando y sabiendo como ha de andar
caminando iré, tropezando quizá
pero siempre dejare una cuota al azar.

Desesperanza en mi camino,
mis gritos, son dardos que yerran
mis dedos agotan letras, en mares de vino
pequeñas lagrimas en lo sordo de la noche que planean.

Este contrato no me gusta,
no es un buen acuerdo
la mano del que me da de comer
con violencia es la que muerdo.

La niebla comienza a tejer
su invisible ser,
y no nos dejara intentar de nuevo
aunque lloremos, el pantano se volverá hielo

Lagrimas de hielo


Mis mantas te esperan abiertas
aguardando el hilo de tu voz,
de par en par desenvueltas
ignorando lo que aun no se perdió.
Los brazos que urgen suspiros
procuran no ser aquellos grilletes
que aturdieron desgarradores alaridos
de un pasado raras veces silente.
Mi piel te acusa impiadosa,
victima del ardor de tu fuego
lagrimas de una mirada lastimosa,
son cenizas en gotas del deshielo.

Los muros de tu vergüenza

No habrá sueños, ilusiones o delirios
desaparecerán las ironías
y dudaras de tus certezas,
caminaras en un suelo fértil para tus ideas
Podrás sonreírle al sol y esperaras la luna,
tus pasos se perderán en la bruma de la historia
del pasado que te vio sufrir.
Caerán los muros de tu vergüenza
estallaran en el piso las lagrimas
de las que nos llenaron
y el aire que respiremos estará limpio.
Confiaras en el devenir sinuoso del camino
veras tu vida en un espejo y reflejaras
la armonía de un cuerpo.
Ella no estará para preguntarte
sobre la luna, su cruel reflejo te quitara una sonrisa
del alma, y podrás dibujar su cuerpo en el aire.
Tus pupilas dejaran de brillar, y sin embargo
las estrellas que supieron reflejarse en sus ojos
seguirán resplandecientes...

El sonido del viento


Aquello que todo lo seca con tan solo una brisa, que todo lo remueve, hace mas saladas nuestras lagrimas y hace tronar al cielo. Nos acaricia con una suave dulzura que nos hace sentir que realmente estamos vivos, para darnos cuenta que caminamos entre sujetos que ni siquiera pueden tocarnos, caen estrepitosamente en el mar de su propia nostalgia del cual ni el mismísimo viento puede sacarlos.

Sumergidos en esa tempestad, se ahogan por no saber nadar, ausentes de esperanzas se tornan simples esclavos del deseo de alguna vez poder llegar a ser alguien.
Completamente esclavizados ni se preguntan por el estado de su dignidad que denota un alo de miseria mundana que pudre todo lo que toca.

Sin embargo nosotros seguimos caminando de la mano del viento que nos acaricia y nos hace dar cuenta que realmente estamos vivos y que nacimos para padecer las injusticias y para pelear o para perecer en el intento de no ahogarnos en ese mar de mediocridad donde las olas rompen en nuestra cabeza

Lienzo efímero


Otra vez vuelvo a volver
dejando atrás el lugar y el momento
que quisiera perpetuo e inmutable.
Queda en el olvido el camino,
quedamos nosotros perdidos,
convertidos en recuerdos y leyendas,
y flotando en tu aliento y en el mío.
El cielo como paspartú de tu imagen,
tus labios que enmarcan mis besos
y tus ojos que velan mis tormentos.

Inoportunas decisiones


Puedo sentirte ahogado
con una respiración seca,
escucharte mudo llorar
implorando una respuesta.

Puedo oírte resignado
desvariando confesiones
que retumban al encontrar eco
en inoportunas decisiones.

Puedo verte en silencio
o en un grito desgarrador
que siempre se hace mudo
oculto bajo el manto del temor.

Puedo sentarme frente a vos,
y aunque se que me reflejo
no logro verme con claridad
al mirar quebrado el espejo.

Destino Ciego


Temeroso a la ceguera
mantuve mis ojos cerrados,
sin notar que era lo mismo
perdiendo lo que apreciamos.
Velado el rumbo equivoque,
infinitos enemigos me enfrentaron,
pero ninguno tan tenaz
como el destino desatado.
Muta en diversas formas,
cambia de tiempo y genero
me confunde siendo lumbre
y estoca en mi cerebro.
Abrumado de casualidades
e inconexas coincidencias
intento ver aun mas lejos
y ocultar las disidencias.
Pero siempre vuelvo a cero,
a recordar el sacrificio vano,
en el que tan solo me conforma
simplemente superar el desgano.
Espero un ángel que me guíe
en esta tormenta de espejismos,
tus ojos un oasis en la multitud
perdidos por no ser los mismos.

Sangre de mi sangre



Por que estas ahí, por que sos esas lagrimas que mis ojos no lloran, por que soy tu grito cuando todo queda mudo, por que sos mi sangre, por que esa sangre vuela sin razón por las venas y estalla en el corazón, por que esa sangre hierve cuando nos dicen que no se puede soñar, cuando nos caemos, por que la caída no rompe los sueños, los hace mas fuertes, por que sos mi voz cuando grito y cuando callo, por que sos simplemente vos, por que esa lagrima se vuelve un mar de desenfreno nostálgico y agónico, por que esa lagrima la secan tus dedos ensangrentados por tu violencia, por que esos dedos secan, por que estamos locos, por que no queremos ser parte de un circo, por que soñamos las mismas cosas, por que hoy hace ya mucho tiempo nacía, por que cuando nací no sabia que te tenia, por que cuando crecí te tuve, por que ahora te tengo, por que somos uno, por que somos sangre y no tierra...

Manantial de lagrimas

Al ver sus ojos de vidrio llenarse de lágrimas, se siente una cruel necesidad de explotar en un manantial de paz. Se las ve solas sin rumbo, esperando una calma que apacigüe su malestar, nada parece ocurrir después de que las lagrimas mojan la cara, y se siente una cruel resignación por no poder secarlas, las abrazo con fuerza al ver que se caen, intento que no se derrumben para poder seguir, por que como siempre y como nunca esta farsa sigue, por que simplemente somos un error de la sabia naturaleza.
No hay vencedores ni vencidos en una farsa donde nadie actúa y todos participamos, la derrota o la victoria son una mera sensación egoísta de una actitud propia, nada hay si solos estamos, tan solos estamos que cuando el dolor se apodera de nuestra esencia nos vemos débiles e indefensos. Sus lagrimas no paran de caer, y parece que mis brazos no se cansan de intentar torcer la mano que nos ahoga, mil pañuelos mas podré gastar secando su llanto, mil veces mas voy a seguir intentándolo, por que se sigue en el mismo camino por que nada puede distraernos de la cruel y única verdad que es existir, estamos aquí por error y no queda nada cuando nada es lo que siempre hubo.

Despertar de una mañana tipo


Despertaras un día cualquiera y estaré a tu lado.
Despertaras alterada de los nervios
y estaré para calmarte.
Despertaras anudada en mis piernas
y ese lazo se prolongara en el tiempo.
Despertaras sin saber que paso con la luna
me preguntaras historias acerca de ella.
Despertaras, y todos estarán despiertos,
podrás verlos, reposados en su dolor.
Despertaras y podrás ver tu ciudad como un hervidero de historias,
como un sencillo haz de ilusiones.
Despertaras de tu sueño
y sabrás que pudo ser peor.
Despertaras y sabrás que el tiempo se escurre en tus finos dedos.
Comenzaras a soñar el sueño despierta
y empezaras a construir tu propio sueño
a lo que sobrevendrá un aluvión de esperanza.
Te recostaras para sentir luego la sensacion hecha carne
y la sangre regara tus campos.
Estarás dormida aun?

Eterna Condena


Es honda la respiración sin agitar,

es cosquillas y un profundo abismo

en los ojos abiertos como el cielo

de no ver mis pasos al caminar.

Es angustia y sollozo seco de sed,

es palpitar sin ritmo en letanía

aguardando un rayo mas del día

que encandile lo mas sombrío del ser.

Es la respuesta nunca aprendida,

es el dormir con la luz encendida

por temor a que regresen por mi

aquellos que moran mis heridas.

Estalla sin impulso en la humedad

la pasión forjada en suaves caricias.

La verdad y la mentira quedan atrás,

la palabra que vale nunca es precisa.

Es acción sin reacción del testigo,

son sogas que me atan a tu condena

que se dicto con el ultimo silencio,

aquel que eterniza: no mas cadenas.